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Prácticas sociales del lenguaje

Las prácticas sociales del lenguaje constituyen la referencia central en la definición de los contenidos del PNIE B, decisión que se basa en el enfoque adoptado por la SEP para la enseñanza de la lengua y se manifiesta en los programas de estudio de las asignaturas destinadas a este propósito: Español y Lengua Indígena.

Las prácticas sociales del lenguaje son pautas o modos de interacción que, además de la producción o interpretación de textos orales y escritos, incluyen una serie de actividades vinculadas con éstas. Cada práctica está orientada por una finalidad comunicativa y tiene una historia ligada a una situación cultural particular. Por ejemplo, en la actualidad, las prácticas del lenguaje oral que involucran el diálogo son muy variadas. Éste establece o se continúa de acuerdo con las regulaciones sociales y comunicativas de las culturas donde tienen lugar.

Sin embargo, dada la condición del inglés como lengua no nativa y los cambios que representa su incorporación a un programa nacional, para la definición de los contenidos de la asignatura Segunda Lengua: Inglés, además de las prácticas sociales del lenguaje, se establece un conjunto de competencias específicas, que se conciben como configuraciones complejas y articuladas de haceres con el lenguaje, saberes sobre el lenguaje y maneras de ser con el lenguaje, cuyo propósito es preservar las funciones que el lenguaje tiene en la vida social y sus aspectos formales. Así, en estas competencias se involucran tres tipos de componentes de distinta naturaleza que definen los contenidos programáticos y a continuación se describen.

“Saber hacer” con el lenguaje.

Este tipo de contenido corresponde a las acciones comunicativas desarrolladas en situaciones concretas de interacción que, además de la producción e interpretación de textos orales y escritos, resultan necesarias para alcanzar la finalidad comunicativa que conlleva la participación en competencias específicas con el lenguaje, entre otras razones porque es “dentro de la esfera de su acción que los individuos aprenden a hablar e interactuar con otros; a interpretar y producir textos [orales y escritos]; a reflexionar sobre ellos; a identificar problemas y solucionarlos; a transformarlos y crear nuevos géneros, formatos gráficos y soportes; en pocas palabras, a interactuar con los textos y con otros individuos a propósito de ellos”.

Por lo tanto, el tratamiento didáctico de este tipo de contenidos demanda al docente tener una planeación que garantice que los alumnos “aprendan haciendo”; es decir, que aprendan a escuchar escuchando, hablar hablando, leer leyendo y escribir escribiendo en situaciones reales de comunicación y con distintos propósitos. Por lo tanto, los contenidos del “hacer con el lenguaje” no deben concebirse como una simple lista de instrucciones o actividades para realizar con los alumnos, sino como contenidos curriculares que tienen la clara intención de explicitar (enseñar) lo que “sabe hacer” un hablante competente del inglés para participar con éxito en actividades con el lenguaje situadas en los diversos ámbitos sociales en los que se desenvuelve.

Por ejemplo, para registrar información sobre un tema concreto es necesario saber para qué se quiere la información (una conferencia, una exposición a la comunidad, convencer a una persona sobre algo, etc.), a quién está dirigida (niños, jóvenes, adultos, conocidos o desconocidos, entre otros), dónde obtenerla, qué tipo de fuentes conviene consultar (libros, periódicos, especialistas, etc.) y cómo localizarla (palabras clave, diccionario, etcétera).

Los contenidos del “hacer con el lenguaje” se organizan en una secuencia que articula de forma cíclica y recurrente el resto de los contenidos (“saber sobre el lenguaje” y “ser con el lenguaje”) para apoyar al docente, por un lado, a planear las etapas que se requieren para elaborar un producto, resolver un problema o alcanzar una meta determinada y, por otro, decidir en qué momento y con qué profundidad abordar los “saberes sobre el lenguaje” que son necesarios para desarrollar las etapas previamente planeadas.

En el caso de la enseñanza de una lengua no nativa, este tratamiento didáctico resulta fundamental, porque son las funciones del lenguaje las que garantizan el sentido que se espera tengan en la vida social de los alumnos. En consecuencia, es necesario desarrollar modalidades de organización del trabajo didáctico que consideren los lineamientos que se presentan en el siguiente recuadro.


Cabe destacar que las actividades habituales no son prescriptivas, por lo que suincorporación al trabajo en el aula dependerá de los intereses y las necesidades de los alumnos y del docente. Sin embargo, dado que representan la oportunidad de que los alumnos cuenten con un tiempo para decidir voluntariamente qué hacer con el lenguaje (leer un cuento, escuchar una canción, practicar la escritura, reflexionar sobre un tema lingüístico, etc.), sí se sugiere contemplar un tiempo determinado a lo largo del año escolar para este propósito; por ejemplo, una sesión al mes.

“Saber” sobre el lenguaje

Este tipo de contenidos involucra un conjunto de conceptos, aspectos y temas de reflexión sobre propiedades, características y elementos del lenguaje orientados a que los alumnos cobren conciencia de sus conocimientos, conozcan aspectos de la lengua sobre los que no habían reflexionado y desarrollen con mayor confianza y versatilidad el uso del lenguaje. Conocer más sobre la gramática, incrementar su vocabulario y conocer las convenciones de la escritura tiene, como único propósito, mejorar las capacidades de los alumnos al leer, escribir, hablar y escuchar. Por esta razón, resulta fundamental presentar a los alumnos un desafío de interacción oral o escrita en una situación real de comunicación –como elaborar un producto, alcanzar una meta o resolver un problema– en la que quieren tener éxito, de manera que los procesos de reflexión sobre la lengua tengan sentido y provoquen interés y motivación por aprenderlos.


En consecuencia, el tratamiento didáctico que conlleva este tipo de contenidos dependerá de la necesidad de los alumnos de hacer uso de ese “saber” para enfrentar con éxito los desafíos que experimentarán al participar en las actividades con el lenguaje propuestas durante el año escolar.

Por otra parte, habrá ocasiones en que se requerirá formular de manera explícita el conocimiento del sistema lingüístico y los recursos de los textos orales y escritos. Son las propias necesidades y dificultades de los alumnos las que llevarán al docente a determinar el tratamiento didáctico específico que debe dar a qué contenidos del “saber” y con qué grado de profundidad, para permitirles avanzar y tener éxito en las tareas planeadas para cada etapa del proceso. En este sentido, no se espera que dichos contenidos se aborden en su totalidad, tampoco que se traten de la misma manera ni con el mismo nivel de profundidad. Por ello, sólo se dan indicaciones específicas o ejemplos cuando son indispensables para trabajar con los contenidos; es decir, se busca que los alumnos aprendan, desarrollen, amplíen y consoliden aquellos conocimientos del inglés que les resultan necesarios para participar de manera competente en las prácticas sociales del lenguaje.

Los saberes sobre el lenguaje que aparecen a lo largo de los ciclos de los que se compone el PNIE B tienen como finalidad:
Reflexionar sobre las características de diferentes tipos de texto, que incluyen tanto los propósitos comunicativos que persiguen como los recursos gráficos y editoriales de los que hacen uso.

Reflexionar sobre el inglés y su estructura, de manera que los alumnos puedan comprender el contenido de los textos orales y escritos que consultan, y construir eficientemente los propios.

Dotar a los alumnos de las bases necesarias para que tomen conciencia de las diferencias entre su lengua materna y la lengua inglesa, en aras de lograr una comunicación competente.

Proporcionar a los alumnos una herramienta para reconocer la organización de los textos con los que interactúan. Cabe señalar que algunos de los aspectos enlistados implican el uso que tienen en los distintos ambientes de aprendizaje, y se repiten en varias prácticas, puesto que el cambio de contexto condiciona su forma y/o significado.

Reflexionar sobre los elementos constitutivos del sistema lingüístico, así como su funcionamiento y la manera como se relacionan en función de los conocimientos de su lengua materna.

Proporcionar al estudiante el conocimiento que se requiere para resolver dudas respecto a las normas elementales de correspondencia entre oralidad y escritura, así como a las convenciones ortográficas cuyo conocimiento posibilitará un mejor desempeño en la producción de textos. Deberá tenerse presente que a diferencia del resto, en el Ciclo 1 la atención se centra en la comprensión de los intercambios en lengua inglesa, por lo que la ortografía no es el foco de atención.

Los contenidos del “saber” cumplen con las dos funciones básicas del lenguaje: ser medio de comunicación y servir de instrumento del pensamiento. A su vez, los temas y aspectos de reflexión sobre el lenguaje se abordan en y desde textos orales y escritos situados en distintos ambientes sociales:

Porque es mediante la producción y la recepción de textos o discursos que se establece la interacción y la comunicación entre personas.

Porque son éstos y no las palabras, oraciones o frases aisladas y descontextualizadas los que corresponden a la unidad mínima con significado y sentido social. Cabe aclarar que ello no implica eliminar su análisis sino saber la función que cumplen en un texto o discurso según los contextos de uso. Asimismo, es necesario reconocer que comprender y producir textos orales y escritos en contextos reales de comunicación involucra –además de los “saberes” propiamente lingüísticos– una serie de habilidades y estrategias que, aunque están dentro del campo del uso pragmático del lenguaje, son de orden cognitivo en tanto que implican; por ejemplo, generar ideas, seleccionar información, hacer esquemas, etc.; dicho reconocimiento conlleva asumir que según sea la situación comunicativa, no obstante el lenguaje se usa intencionalmente, éste se regula por las habilidades y estrategias cognitivas que se ponen en práctica.

“Saber ser” con el lenguaje

Estos contenidos se refieren a los aspectos relacionados con el papel de la educación intercultural en general y la diversidad del lenguaje en particular, así como a las múltiples funciones que cumple, además de las actitudes y los valores implicados en la interacción oral y escrita. Tienen como fin, por un lado, incrementar las oportunidades de los alumnos para compartir sus conocimientos y experiencias con el inglés a través de la socialización, dentro y fuera de la escuela, de los diversos productos obtenidos durante el trabajo por tareas y, por otro lado, busca que aprecien la importancia de promover un ambiente de comunicación armónica, eficaz, tolerante e inclusiva.

Por su naturaleza, los contenidos del “ser con el lenguaje” se abordan de manera transversal en todo el PNIE B, así que su presencia es permanente, porque se trata de que los alumnos tomen conciencia de la propia cultura y la de otros países, aprendan a actuar con el lenguaje en diferentes ámbitos de la vida social y valoren las consecuencias de dicho actuar. Por esta razón, al igual que al resto de los contenidos, se les destina un lugar específico; sin embargo, dada su naturaleza transversal, su tratamiento no debe limitarse a un momento en particular sino, por el contrario, estarán presentes de manera constante.

En conclusión, lejos de reducir los contenidos programáticos a la enseñanza desarticulada y descontextualizada de habilidades, conocimientos y valores propios de la lengua inglesa, se espera que la forma de aproximarse a ésta sea la misma que en las otras dos asignaturas, también de lengua: una enseñanza que preserve las funciones y los usos que tiene el lenguaje en la vida social, sobre todo porque el problema no radica en cuándo empezar la enseñanza de una lengua no nativa (sea antes o después de la alfabetización en lengua materna), sino en para qué, qué y cómo enseñarla y aprenderla.

Por ende, el contacto con prácticas sociales del lenguaje y las competencias específicas que se desprenden de las primeras, puede y conviene que se produzca desde los grados iniciales (3º de Preescolar, y 1º y 2º de Primaria) de la Educación Básica, ya que la presencia, el contacto y la familiarización con dichas prácticas y actividades sienta las bases para, entre otros aspectos, garantizar:

El reconocimiento de la diversidad lingüística y cultural de nuestro país y del mundo, que posibilita la promoción y el desarrollo de las actitudes positivas, adecuadas y flexibles que se requieren para el entendimiento entre las personas y las naciones.

La confianza en la capacidad de aprender y poderse comunicar en más de una lengua.

La ampliación de oportunidades para interactuar con el lenguaje oral y escrito; es decir, para pensarlo, interrogarlo, compararlo, usarlo, etcétera.

Por último, conviene resaltar que una de las condiciones para que se aprenda una lengua es que se comprenda la situación en que se usa. Por esta razón, resulta fundamental que el aprendizaje del inglés se centre en la organización de situaciones de comunicación cercanas a la experiencia y los intereses de los alumnos. Tampoco se espera que adquieran el mismo dominio que un hablante nativo del inglés, pero sí se prescriben las acciones necesarias para alcanzar los propósitos y aprendizajes esperados establecidos en los diferentes ciclos del PNIE B.

 

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