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![]() ![]() La evaluación del aprendizaje debe entenderse como un conjunto de acciones dirigidas a obtener información sobre el rendimiento de los alumnos, con el fin de intervenir en distintos momentos (antes, durante y después) de los procesos de enseñanza y aprendizaje, y valorar si las situaciones didácticas, la organización del trabajo en el aula, el uso de los materiales y el tipo de ayuda o guía proporcionada se dirigen al logro de los propósitos. Por lo tanto, la evaluación no debe definirse ni partir sólo de los niveles de logro establecidos para los ciclos sino, sobre todo, con base en los propósitos de enseñanza, las competencias específicas y actividades sociales y comunicativas del inglés, y los contenidos programáticos. Desde esta perspectiva, la evaluación tiene como funciones principales, ayudar al alumno a identificar lo que ha aprendido en un periodo determinado y lo que aún necesita trabajar, y auxiliar al docente a revisar y analizar su práctica, de manera que esté en condiciones de reconsiderar, tomar decisiones, hacer innovaciones y, en general, mejorar las condiciones de enseñanza y aprendizaje del lenguaje. La evaluación es un elemento central de los programas de estudio, porque impacta en los procesos de enseñanza y de aprendizaje, y en sus resultados. En otras palabras, aquello que se evalúa se convierte en el centro de atención del docente, de los alumnos y los padres de familia, a la vez que incide en las formas de interacción entre los alumnos, y entre éstos y el docente dentro del salón de clases. Por esta razón es necesario que la evaluación tome en cuenta: • El desempeño de los alumnos durante el desarrollo de las tareas o actividades programadas. • El avance que logran en relación con su propio punto de partida y los productos derivados de las competencias específicas situadas en los distintos ambientes sociales. Conviene destacar que no se pretende que los alumnos obtengan productos de lenguaje propios de un profesional o hablante nativo del inglés, sino que integren progresivamente los recursos lingüísticos y editoriales de los diversos portadores textuales para satisfacer propósitos comunicativos. Así, se trata de crear oportunidades para que éstos comparen sus productos con los de circulación social escolar y extraescolar de manera que, con el apoyo y la guía del docente, amplíen su conocimiento y uso del inglés. De esta forma, la evaluación debe cumplir con la función de proporcionar información sobre el grado de avance que cada alumno obtiene en las diferentes etapas de los procesos de enseñanza y de aprendizaje, para permitir al docente asignar calificaciones y ayudar a los alumnos a identificar lo que aprendieron al término de un periodo de tiempo (bloque, semestre, año y ciclo), constituyéndose en un proceso continuo y permanente, y no en un evento aislado que ocurre al final de un periodo de enseñanza. Algunas modalidades que pueden utilizarse para la recopilación de información sobre los procesos de aprendizaje de los alumnos y su desempeño en el trabajo dentro del aula son: a) La autoevaluación y la evaluación entre pares (coevaluación), que consisten en que los alumnos valoren su propio desempeño y el de sus compañeros a partir de criterios previa y claramente acordados. b) Los portafolios (carpeta o expediente), que corresponden a un proceso de recolección de evidencias de aprendizaje. el docente y los alumnos integran en un expediente o una carpeta los productos derivados de diversas tareas desarrolladas a lo largo de un periodo determinado. Para un adecuado uso del portafolio es necesario que se comparta el control y la responsabilidad de lo que se incorpora; es decir, que correspondan tanto al docente como a los alumnos. El PNIE B sostiene que en la medida en que se varíen las formas de recopilar información sobre el aprendizaje, se podrá tener una visión más clara de los aprendizajes de los alumnos y, por lo tanto, una evaluación más justa. La evaluación de la enseñanza La evaluación es fundamental para mejorar los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Al igual que con la evaluación del aprendizaje, los docentes tienen la posibilidad de recopilar información sobre su práctica educativa de diversas fuentes; por ejemplo: a) Pueden recibir retroalimentación por parte de sus alumnos, de manera más o menos structurada, desde la observación directa de sus reacciones y su rendimiento, la entrevista y los cuestionarios formales aplicados a distintos actores de la comunidad escolar (como padres de familia u otros docentes) hasta las pláticas informales. b) Pueden obtener información a partir de la reflexión personal sobre su práctica, de preferencia de manera estructurada, con el fin de enfocarse en áreas específicas, como grabar una sesión, anotar los detalles de una clase o registrar el trabajo realizado a manera de diario. c) Pueden recibir retroalimentación de otros docentes que tengan disposición para observar algunas sesiones de manera respetuosa y honesta. Una acción importante en este proceso es establecer acuerdos sobre los aspectos que requieren atención, antes de que la observación se lleve a cabo, además de tener un claro objetivo de la misma. Evaluar la práctica educativa permite incrementar la calidad de la enseñanza en beneficio de los alumnos e impactar positivamente en el desarrollo personal y profesional del docente. |
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